Pakistán es un país de extremos y eso a Last Places le gusta. No nos gustan los destinos sencillos y Pakistán rebosa de dificultades. Podríamos hablar que se trata de un Asia muy africana… Tribus de gitanos nómadas se mueven libremente por el Punjab, en los bosques de Chitral merodean las últimas panteras de las nieves, y la frontera con Afganistán es territorio patán… Allí el Estado no existe y la ley la rigen los líderes tribales y sus kalashnikovs.
Este Far West asiático se explora desde Peshawar, ciudad milenaria que forma parte del imaginario del viajero. Los talibanes la pusieron en el mapa como un lugar peligroso, territorio de burkas y de leyes medievales. Y sí, es lo más parecido al indómito Afganistán fuera de Afganistán. Los hoteles siguen blindados y hay una calma tensa en las bulliciosas calles del centro. Es precisamente ese sabor, el de que todo es posible en Peshawar que nos atrae como un bosque impenetrable- se sabe cómo se entra pero no cómo se sale-.
Prosiguiendo en la búsqueda de los últimos lugares con sabor etnográfico y natural el equipo de Last Places decidió explorar el remoto norte de Pakistán. El país ha estado cerrado al mundo durante décadas y esto ha permitido que algunas tribus de montaña sigan viviendo al margen de la sociedad dominante. Dos de los pueblos más fascinantes de la región de los Himalayas son los kalashas y los brokpas. Los primeros habitan los valles de montaña entre Chitral y la frontera afgana. Les llaman los descendientes de Alejandro Magno por sus facciones caucásicas, tez blanca y ojos claros. Practican una religión animista y rinden culto a los animales salvajes de la montaña como el muflón.
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En el otro, extremo, fronterizos con la India, viven dos mil brokpas. Hablan una lengua parecida a los kalashas pero la mayoría se han convertido al islam por presión del gobierno local. Mientras el acceso a los kalashas es relativamente fácil en jeep acompañados de un policía armado, el territorio brokpa sigue siendo zona prohibida. Es por esta razón que Last Places ha empezado a operar en Chechethang, región montañosa en el Cachemir pakistaní donde viven los últimos brokpas sin contacto con el mundo exterior.