Hay una veintena de aldeas del lado camerunés y unas quince del lado nigeriano, con un total de unos 25.000 komas, 15000 en las montañas y 10000 en la llanura, según un censo nigeriano del año 1986. A día de hoy hay más komas en la llanura que en la montaña. La etnia koma se subdivide en tres grupos sub étnicos: los beiyas y damtis, habitantes de las montañas y los vomnis, en las llanuras. En las últimas décadas, debido a la desaparición de las amenazas, los komas han ido descendiendo de las montañas. Estos habitantes de la llanura tienen vínculos familiares y hogares en las montañas.
Los komas eran ganaderos, pero hoy en día son agricultores y recolectores. La base de la agricultura en las montañas es el cultivo de mijo, maíz y maní. Dentro de la sociedad las mujeres ejercen un notable poder económico en el acceso, control y despliegue de recursos. Las mujeres son las encargadas de controlar los graneros.
En las montañas no existen los mercados; los komas bajan a los pequeños mercados que se organizan a diario en diferentes localidades de la llanura. Ahí adquieren bienes que ellos no pueden elaborar en las montañas, como sal, ropa, herramientas agrícolas, pilas para sus pequeños aparatos eléctricos, enseres de pláticos y demás necesidades; y venden o intercambian sus productos, como maíz, tabaco, miel, gallinas, cerveza artesanal… Los komas son eminentemente autosuficientes.
La forma de vestir de los komas es única entre sus vecinos. Los niños y las niñas van casi desnudos antes de sus ritos de pubertad, llevan ramas que cubren sus genitales. Usan collares hechos con monedas antiguas de Nigeria y Camerún y talismanes de cuero. Después de dichos rituales las niñas comienzan a adornar con cintas de rojas, azules y blancas los cinturones de cuero que sostienen las ramas, las cuales son cambiadas a diario. Lubrican sus cuerpos con polvo de sándalo mezclada con aceite de canarium y untan su cabello con arcilla marrón mezclada con aceite, lo que da a su pelo un aspecto rastafari.
Las mujeres poseen azadas decoradas como símbolo de prestigio y estatus. Los hombres, no usan hojas, usan pantalones de cuero o algodón, tejidos por ellos mismos en telares muy rudimentarios.
La etnia koma es animista y creen en la existencia de un dios supremo, llamado Zum o Nu. También veneran deidades locales como Kene, a los que se pude apelar por salud, vitalidad y fertilidad.
Las primeras noticias que se tiene del pueblo koma se remontan al siglo XVI, cuando sucesivas olas migratorias de los batas, chambas, marghis e higis desde el norte y este de conteniente africano hacia el alto valle de Benue implicaron una lucha por el control de esta fértil región.
Los komas, grupo relativamente pequeño y desorganizado que vivía alrededor del valle de Faro fueron empujados hacia las montañas. El éxito de la Jihad fulani del siglo XIX supuso nuevos peligros, y ante la amenaza de islamización o esclavitud, los komas se refugiaron definitivamente en las montañas Alantika (que en idioma kanuri significa, donde no llega Alá). Los verres se convirtieron en intermediarios de los fulanis, organizaban redadas fiscales y controlaban el comercio con los komas. Los komas convencidos de mantener su identidad, mantuvieron sus creencias, religión, vestimenta y maneras de decorar el cuerpo.
Como resultado de la abolición de la esclavitud y también de varias políticas de colonización entre 1900-60, los komas fueron bajando de la montaña y algunos se establecieron en las inmediaciones de las laderas del macizo Alantika. Con los años fueron recibiendo influencia de sus vecinos y el resultado fue la conversión de los komas de la llanura al islam y los komas de las montañas al luteranismo. Un año después de la independencia de Nigeria, 1961, y como resultado de un plebiscito, el pueblo koma fue reconocido como nigeriano. La frontera con Camerún se estableció a lo largo del macizo Alantika, como resultado, el pueblo koma quedó dividido entre Nigeria y Camerún.
En la edad moderna, el descubrimiento oficial del pueblo koma fue en 1986 por un miembro del ejército nigeriano. Fueron descritos como personas primitivas, desnudas, atrasadas y paganas. Este descubrimiento conmocionó a la sociedad nigeriana y fue objeto de comentarios despectivos y rechazo.
Las grandes amenazas para la perpetuación de sus tradiciones es la pérdida de su religión en favor del islam y el luteranismo y la penetración del capitalismo, sus hábitos y creencias. Las montañas son una barrera orográfica, un escollo para la penetración de otros mundos, creencias y hábitos; y hoy en día es un freno ante el avance del mundo occidental. Aun así, hoy en día se está viviendo la pérdida de sus rasgos identitarios con la muerte de las últimas generaciones que los profesaban y conservaban.
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© Fotografías de Jordi Zaragozà Anglès