Ingrid Koedood (1970), nacida y criada en los Países Bajos, es fotógrafa documental y de viajes. La combinación de la fotografía con los viajes le apasiona. Prefiere visitar países desconocidos para el gran público. Quiere enriquecer su vida experimentando y entendiendo otras culturas. Su mayor pasión es deambular por las calles con su cámara, o simplemente sentarse y observar a la gente, esperando algún rostro o situación interesante. Además de realizar bellas imágenes, trata de capturar la belleza de lo desconocido desde un enfoque humanitario con el fin de crear conciencia.
Ingrid Koedood rodeada de jóvenes surma del suroeste de Etiopía
Desde pequeña, la fotografía ha sido un hilo conductor en su vida. Su padre era un ávido fotógrafo aficionado. Cuando era niña, solía ayudar a su padre con el revelado en la habitación oscura. El olor de los productos químicos. El momento mágico en que aparece la imagen. El resultado que solía colgar en la cuerda para secarse. Todo esto contribuyó a su amor por la fotografía. Ingrid ya no revela sus propias fotos, pero su amor por la fotografía nunca se detuvo e incluso ha crecido más y más, y por eso viaja por todo el mundo.
Egungun (mascarada yoruba) en Benín destinada al culto a los ancestros
Su carrera como fotógrafa empezó hace unos 15 años después de realizar un viaje fotográfico guiado por el holandés Hans Zeegers. Él le enseñó a observar el mundo de una manera distinta. ¿Qué hace que una foto sea poderosa? ¿Y cómo se puede contar toda una historia con una sola foto? Más tarde, el reportero gráfico GMB Akash, galardonado con un premio internacional por su labor como fotoperiodista humanitario en Bangladesh, le enseñó más sobre documentales y fotografía callejera. Le reveló la importancia de la composición en la fotografía. Le mostró la lucha diaria para sobrevivir en la periferia de Bangladesh. Fue un ‘trabajo de campo’ intenso e impresionante. Dos años más tarde volvió a Bangladesh.
Zangbeto vudú (guardianes de la noche) en Grand Popo, Benín
Su inspiración bebe de fuentes varias: documentales, libros, redes sociales. Le encanta revisar el trabajo de otros fotógrafos. En Instagram entró en contacto con Joan Riera de Last Places. Ingrid acompañó a Joan en su viaje a Congo Brazzaville. Hacía años que Ingrid quería realizar un documental fotográfico sobre los Sapeurs. Los sapeurs de Brazzaville y Kinshasa son seguidores de un movimiento o subcultura que encarna la moda y la cultura de sus predecesores coloniales. Este movimiento es llamado como ‘ La Sape’ (Société des Ambianceurs et des Personnes Élégantes’ o Sociedad de (creadores) de Ambientes y Personas Elegantes.
Last Places organizó un viaje a medida para Ingrid en el cual visitó Brazzaville así como Benín. Pasó en total tres días con los Sapeurs. Cuando el sapeur Maxime Pivot recibió el trofeo de mejor sapeur del ministerio de cultura del Congo, Ingrid se sintió como una más del grupo.
El sapeur Maxime Pivot, ganador del trofeo de mejor sapeur del Congo
En Benín tuvo ocasión de asistir a un baile de máscaras. En estas ceremonias usan las máscaras para “revivir” el espíritu de un familiar fallecido. Creen que la máscara es el espíritu de esa persona.
Egungun (mascarada yoruba) en Benín destinada al culto a los ancestros
En los próximos cinco años tiene planeado viajar y seguir realizando reportajes fotográficos. Su intención es encontrar un lugar dónde permanecer un período de tiempo más largo para profundizar y comprender mejor a la gente local y sus costumbres. Además, quiere publicar un libro con los mejores retratos que ha hecho.
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